En otros casos, este "deber ser" remite a razones de tipo normativo. Se vinculan intrínsecamente con preocupaciones por parte de los docentes de los procesos comprensivos de los estudiantes, por los procesos de transferencia, por respuestas de tipo ético; por sus vinculaciones epistemológicas con los núcleos fuertes de las disciplinas. Es decir, con lo que Fenstermacher (1989) ha denominado buena enseñanza.
Estas diferentes ideas comienzan a encontrar eco
tanto en la comunidad académica como en los mismos estudiantes que entienden
que las tecnologías ya han impactado en sus formas de apropiarse del
conocimiento y reconstruirlo en el aula universitaria. Sin embargo, surgen varios cuestionamientos como:
¿En qué modifican los diferentes soportes tecnológicos (multimedia,
videoconferencia, simulaciones, etc.) las estrategias de enseñanza de los y las
docentes? ¿Qué vinculaciones pueden establecerse entre la especificidad de los
saberes disciplinares y los entornos virtuales diseñados para la construcción
del conocimiento? ¿En qué cambian los roles de estudiantes y profesores cuando
la comunicación y los procesos de apropiación del conocimiento se encuentran
mediados tecnológicamente?, ¿Qué
rol le cabe a la tecnología en
los procesos de innovación pedagógica en el nivel superior?, ¿Qué oportunidades
y desafíos plantea hoy la tecnología en la enseñanza universitaria? interrogantes que, desde su experiencia y
reflexiones, se espera ayuden a encontrar buenas prácticas de
enseñanza-aprendizaje incorporando la tecnología en la educación superior.